Estimados amigos, comparto el siguiente trabajo para
su lectura, pero, sobre todo, para su discusión.
Las posibilidades del hipertexto
A propósito de Poemas Binarios de Enrique Beó
Jorge Terán Morveli
Universidad Nacional Mayor de San
Marcos
0. Las
reflexiones que continúan giran en torno a los retos y las posibilidades que el
hipertexto emplaza en el quehacer literario (específicamente –para el caso- en
la creación)[1]. Estas surgen a raíz de la
“lectura” en línea de Poemas binarios[2],
poemario electrónico de Enrique Beó (Enrique García Anhuamán), joven poeta
peruano. Para tal efecto, dividimos el presente ensayo en tres secciones. La
primera se aproxima a algunas de las dinámicas de la postmodernidad y sus
efectos, en general, en las nuevas sensibilidades y sus manifestaciones,
teniendo como horizonte la incursión del hipertexto en estas, específicamente en
la literatura. La segunda ofrece una breve reseña de la actividad literaria de
Enrique Beó. La tercera sección relaciona la primera con el poemario objeto de
especulación.
1. Nuevos sujetos y nuevos objetos. En 1979, Jean-Francois Lyotard va a nominar los
cambios que desde aproximadamente mediados de los cincuenta han modificado el
carácter de la cultura y las reglas del juego de la ciencia, de la literatura y
de las artes como postmodernidad, comprendida también como el agotamiento de la
modernidad. Cambios que se van a relacionar con la crisis de los relatos y el
cambio en el estatuto del saber (un saber de carácter tecnocrático). El nuevo carácter
del saber es un medio –el más importante en realidad- que organiza el orden
posmoderno. “En su forma de mercancía informacional indispensable para la
potencia productiva, el saber ya es, y lo será aún más, un envite mayor, quizá
el más importante, en la competición mundial por el poder” (2000: 17), menciona
el filósofo francés. De tal manera que la posesión del saber se convierte en un
nuevo campo de lucha para las estrategias industriales, comerciales, militares
y políticas.
La postmodernidad de la
que habla Lyotard se puede entender como producto de la implementación de
modelos económicos, así como del desarrollo de la tecnología, sobre todo a
nivel de los medios de comunicación y, específicamente, de la informática. Tales cambios han conducido a un nuevo tipo de
vida social y a un nuevo orden económico. Cambios cuyos efectos se han
reflexionado y debatido, usando la dicotomía formulada por Eco para los mass media (1964), entre las posturas
apocalípticas y las integradas; entre aquellos que lamentan los cambios
producidos y los que los celebran, respectivamente. En otras palabras, una
polémica entendida en términos de pesimismo y optimismo por las posibilidades
del nuevo estado de las cosas, de la postmodernidad.
En nuestro presente,
dominado por el sistema neoliberal, y cuyo discurso más extendido, a todo nivel
–cultural, económico, político- es el de la comunicación mundial –merced a los
desarrollos tecnológicos comunicacionales e informáticos-, a través del
discurso sobre la globalización, las sensibilidades de los seres humanos se han
visto afectadas. Así, el hombre se instala en la postmodernidad bajo una nueva
sensibilidad producto de dichos cambios en el orden mundial-global. Estamos
ante sujetos posmodernos, para quienes las tecnologías de la información y la
comunicación, así como el consumismo son cruciales en la construcción de sus “identidades”.
Estamos, en realidad ante sensibilidades que, sin embargo, no implican
necesariamente una identidad, pues la caída de los metarrelatos, la pérdida del
lugar antropológico, su reemplazo en muchas ocasiones por el “no-lugar”
antropológico –apelando a las propuestas de Augé (1998)- y la dinámica del
consumo construyen identidades difusas y/o volátiles, que se condicen con actitudes
nihilistas. En ese sentido, si alguna identidad existe, esta la proporciona -desde
la entrada complementaria de Sartori (1997)- la imagen, originando así al
sujeto de nuestra contemporaneidad postmoderna: el homo videns, por oposición y superación de un anterior, ligado a la
modernidad y a la palabra escrita: el
homo sapiens. Para Sartori -no sin escándalo- estos cambios instalan una dictadura
de la imagen con efectos nocivos para la humanidad: afectarían la posibilidad
de la crítica de las ideas; empobreciendo, además, las capacidades del
entendimiento y el conocimiento. Situación harto compleja que sitúa a la
humanidad ante el reto de pensar sus destinos; ante el reto de medir las
consecuencias de estas mudanzas.
Sin embargo, valga señalar,
los momentos de crisis producto del encuentro de diversas tecnologías de la
comunicación no son recientes. Bastaría recordar las diatribas de Sócrates
contra el uso de la escritura (la célebre fábula de Theuth y Thamus), donde
esta se imponía a la oralidad e implicaba consecuencias tan nefastas como las
señaladas para la imagen. No obstante, tal como ocurrió en la Grecia de Sócrates, la
existencia de una nueva tecnología de la comunicación no eliminó la otra, pero
sí afectó a un gran sector de la sociedad griega y de la humanidad a futuro, y
en diversos grados. En tal sentido, los efectos de la imagen en la humanidad
pueden comprenderse también como posibilidades. De manera que acercarnos a las
diversas prácticas culturales contemporáneas puede permitirnos arrojar alguna
luz sobre tales efectos.
Surge, entonces, la
reflexión para el caso que nos compete. ¿Cuáles son los alcances de las nuevas
tecnologías de la comunicación en las construcciones culturales escriturales
como la literatura? ¿Cuáles son las posibilidades que instalan en el campo
literario? Es evidente que la revolución multimedia, a través de sus diversas
ramificaciones (internet, ordenadores personales, ciberespacio) afecta dicho
campo. En ese sentido, el accionar del hipertexto en la literatura ha abierto,
además de debates[3], posibilidades antes
inimaginables para una disciplina tradicionalmente relacionada con el soporte
papel, con el artefacto impreso. Este fenómeno tecnológico llamado hipertexto, se
refiere a, siguiendo a Landow (2009)[4]: “un
texto compuesto por fragmentos de texto […] y por los enlaces electrónicos que
los conectan entre sí” (25). Landow con la noción de hipertexto abarca la de
hipermedia (relacionada con la información visual y sonora, así como con la
animación y otras formas de información). Así, menciona que con hipertexto,
pues se referirá “a un medio informático que relaciona información tanto verbal
como no verbal” (Ibídem). Lamarca (2006) sintetiza claramente los aportes de
Landow al reseñar la definición de hipertexto: “un sistema de organización y presentación de
documentos en un medio informático, que se basa en la vinculación de documentos
o fragmentos documentales digitales (textuales o gráficos) a otros fragmentos o
documentos (en cualquier morfología digital: texto, imagen, audio, vídeo,
datos, programas informáticos y otras aplicaciones capaces de generar un
contenido dinámico), lo que permite acceder a la información no necesariamente
de forma secuencial”. En tal medida, el hipertexto, entendido ya como texto
(Landow en Lamarca [2006]), se compone de imágenes unidas
electrónicamente a través de múltiples vías, vínculos, enlaces que construyen
una textualidad abierta, perpetuamente inacabada, donde además el rol del destinatario
puede –y de hecho lo hace- decidir los sentidos, al optar por unos caminos u
otros. Así, todo texto conduce a otro texto a través de los denominados
hipervínculos.
Entonces, ¿Cómo incursiona
el hipertexto en la literatura? Para comprender esta presencia podemos atender
a dos elementos: el primero es el espacio de la comunidad literaria, que en su
acontecer cotidiano apela constantemente a la multimedia; el segundo, es el
quehacer literario, donde, con mayor claridad, cuando menos por el momento, el
hipertexto participa en la práctica escritural creativa.
El contacto de los
miembros de la comunidad literaria[5] con
las nuevas tecnologías no es extraño. La experiencia de la literatura con estas
se ha vuelto una práctica corriente. Partamos de nuestro medio peruano para
ejemplificar lo mencionado. La actividad pedagógica resulta ilustradora. Es habitual
que los catedráticos de literatura usen diapositivas en clase, soliciten el
envío de trabajos a sus correos electrónicos, apelen a las extendidas aulas
virtuales, ingresen a Internet a ubicar algún dato que la memoria, siempre
frágil, puede olvidar. Es frecuente que estos, al igual que los alumnos, y en
realidad casi la totalidad de interesados en la literatura, participen de las
llamadas redes sociales como el windows live, el twitter o el facebook, expresando
sus opiniones e incluso instalando “polémicas” literarias a través de estos
medios. Experiencia que, por cierto, también alcanza a la
lectura. El lector de literatura y el literato ya están bastante habituados a
tratar con la pantalla del ordenador, subir o bajar o leer libros por Internet,
ingresar a bibliotecas digitales, consultar revistas virtuales o blogspots, a
ejercer opinión. De esta manera, la comunidad literaria manifiesta un contacto
dinámico con la tecnología de la comunicación y de la información. Nos hemos,
en ese sentido, globalizado.
Sin embargo, la experiencia con el
hipertexto se complejiza cuando nos detenemos en el quehacer literario, cuando
se involucra en la manera tradicional en que el lector se enfrenta al artefacto
escrito, para el caso, el creativo[6]. ¿Qué
sucede si al leer un poemario en línea encontramos que las palabras son en
realidad links que nos remiten a otros poemas, imágenes, videos, juegos, textos?
No se trata ya solo de leer en el ordenador, se trata de una nueva experiencia de
lectura, pues se ha de navegar en la red para completar o construir los
sentidos del poema. El mismo rol de lector se reformula, se dificulta, pero a
la vez se enriquece. Lectores o cibernautas, o lectores-cibernautas. Las
posibilidades se despliegan. Los retos aparecen.
2. Enrique Beó y las distintas formas de ser Enrique. El caso de Enrique Beó (Lima, 1982),
joven poeta, es el de un constante explorador de las formas. Imaginamos que
esto responde a la insuficiencia que, para él, tiene la clásica disposición de
la escritura sobre el papel: hormigas recorriendo desérticas blancuras. Sus
primeros poemarios mostraron claramente este afán (Para navegar al sol [2004]; Abanico
[2005]; Enrique Beó [2005] y JMWZRRODIZZKLXCVGLKL [2007]), además de evidentes
deudas con las vanguardias. El juego con los tipos, la disposición en la
página, el uso de los blancos, enmarcaban una exploración del lenguaje que se
deslizaba cómodamente por lo lúdico y lo onírico. Ya lo visual poseía una
fuerte carga en este momento. Sin embargo, en 2008 va publicar Enrique extravagancia, que ha sido su
poemario impreso más fresco, ágil, irreverente y humorístico, con una
disposición entre clásica y gráfica, por cierto. Poemario donde abandona
parcialmente la exploración visual al interior del poema, para restringirla a
los títulos de los mismos, a la carátula, a la apertura de las secciones,
dejando que el lenguaje fluya en los versos (organizados en estrofas), para que
sean las imágenes poéticas las que capturen la empatía del lector, a través de
una mirada ágil, juguetona, ensoñadora, que relata poéticamente una
sensibilidad lúdica que esconde una inconformidad con todo aquello que rodea el
ego poético. En lo que podría considerarse una
segunda etapa, Beó opta por el soporte virtual para ofrecer un poemario (Poemas binarios [2010]), donde aquella
inconformidad que mencionamos al comienzo de esta sección halla un medio distinto
para continuar su exploración.
3. Poemas binarios y las
posibilidades del hipertexto. Poemas Binarios[7] (Enrique Beó, 2010), poemario en
formato digital, explora las posibilidades que para la poesía involucra el
hipertexto. Podemos entender, entonces, la dinámica del poemario en relación a,
como mencionamos al comienzo de este ensayo, la configuración de una nueva
sensibilidad que, para el caso, apela a los medios que la red le ofrece para
expresar tal particularidad. En ese sentido, apelar a la informática es también
una forma de apelar a una nueva estética, basada en el sistema numérico. En los
párrafos que continúan recorreremos brevemente el poemario en función a lo sostenido
en la primera sección del presente trabajo.
No es objeto de esta
sección ofrecer una interpretación del poemario. Sin embargo, si tenemos que
arriesgar una interpretación sobre los sentidos del texto -sentidos que, por la
misma naturaleza del texto, solo se restringe a una lectura personal- diremos
que las constantes de Poemas Binarios
son, sobre todo, dos: la sensibilidad del ser humano que se resiste a
desaparecer a pesar de lo trágico que suele ser la existencia y el abandono del
hombre en un mundo donde no existe un metarrelato que lo explique. Sin embargo,
esta tragedia aparece enmarcada en un lenguaje que, además de apelar al
movimiento (las palabras se mueven cual olas) y al color (el azul y el negro),
apelan al humor, a un mirada vivaz para quitarle no seriedad, sino desesperanza
al contenido. Sentidos que se amplían y enriquecen con los hipertextos que
actúan constantemente sobre el material lingüístico. Sentidos que, en realidad,
se extraen de un collage de elementos
verbales y no verbales que el lector-cibernauta irá construyendo a medida que
realice una serie de elecciones. Sentidos que permanecerán abiertos.
Comencemos el recorrido.
Al ingresar a la página web del poemario (www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios)
lo primero que observamos es una pantalla intermitente con la cual principia el
juego de los hipervínculos (“Portada”).
El primer clic nos lleva
a una siguiente pantalla (“Presentación”), donde se ofrecen tres links: “Portada”,
cuyo enlace remite a la pantalla anterior; “Poemas”, que nos envía directamente
a una pantalla posterior donde los poemas aparecen a manera de títulos y en
código binario; y “Comentarios”, donde el lector-cibernauta tiene la
posibilidad de dejar constancia de su participación. “Poemas” nos ofrece la
posibilidad de elegir entre 17 textos binarios, que se corresponden,
obviamente, a 17 poemas. No hay indicaciones acerca de cuál elección debe ser
la primera, así que el sentido se construye con la participación directa del
lector-cibernauta. (Las elecciones, como observamos, son recurrentes).
Cuando
entramos a alguno de estos enlaces, una nueva pantalla muestra el poema en
código binario y brinda, a su vez, tres nuevos links: “Convertidor”, que remite
a un programa para trasladar “Texto a binario” y viceversa; “Menú”, que retorna
a la pantalla anterior; y “Español”, que nos reenvía al poema en dicha lengua.
Generalmente, es un poema de dos líneas ondulantes, con algunas de las palabras
remarcadas en azul. Estas son en realidad links que remiten a otros textos. Por
ejemplo, 01111111111 exhibe lo siguiente:
La primera lexia
remarcada en azul “cuerpo” remite a la enciclopedia libre wikipedia, señalando
las diversas acepciones del término cuerpo (http://es.wikipedia.org/wiki/Cuerpo).
“Off”, enlaza el poema a la primera pantalla del poemario “Portada”,
desconectando la lectura del mismo (http://www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios).
“Enlaza” conecta a la pantalla inmediatamente anterior (http://www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios).
“Sonido” reenvía a un video sobre el oído humano subido en Daylimotion (http://www.dailymotion.com/video/x9wznq_el-oido-humano_school).
“Avenidas” ofrece un plano de Lima metropolitana (http://www.lima2000.com.pe/data-productos.htm).
“Donde” abre un página de un conocido buscador (Google, en su opción Videos) (http://video.google.com.pe/?hl=es&tab=pv).
“Niño” enlaza a un video en Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=apzGIJNipdY),
a la “Canción para un niño en la calle”, interpretada por Mercedes Sosa y Calle
13. “Velocidad” remite a un conocido buscador (Google
Chrome) (http://www.google.com/chrome?hl=es).
“Luz” conecta a wikipedia, brindando información sobre este fenómeno (http://es.wikipedia.org/wiki/Luz). “Sol”
a un video no disponible “por el momento” en Google Videos” (http://video.google.com/videoplay?docid=5359335534810896737#).
Observamos que el hipertexto es lo que define los sentidos de Poemas binarios. Las posibilidades que
instaura la multimedia establecen un nuevo tipo de comunicación para la
creación, un nuevo medio con el cual el lector-cibernauta de estos días se
halla familiarizado. En consecuencia, lo
que estas propuestas poéticas hacen es responder a su tiempo, canalizar las
inquietudes y sensibilidades de una humanidad –más allá de los efectos positivos
o negativos- inserta en la postmodernidad y educada en una cultura audiovisual,
inmersa en el ciberespacio. Tal propuesta incrementa la participación activa
del lector-cibernauta en la construcción, a niveles muy superlativos en
relación a las técnicas más participativas elaboradas hasta el momento en la
literatura de formato impreso. Será este quien decida el orden en el que enlaza
los diversos hipervínculos, construyendo así un texto aleatorio, actualizando
páginas, videos, fotos, etc., de la web; construyendo un hipertexto. Hipertexto
que remite al lenguaje binario, que es el que permite su funcionamiento. Posibilidad
de y realidad al hallar una nueva experiencia estética que parte del lenguaje
de programación. De tal manera que este es el origen de una nueva forma de
practicar y entender la poesía. Se redefine entonces el rol tanto del creador
(creador-programador) y el del lector (lector-cibernauta). En tal sentido, este
lector cibernauta cumple las funciones de autor, pues es quien con sus elecciones
construye el sentido según las elecciones realizadas, sentido que, como
mencionamos, es potencialmente abierto, pues depende del lector cibernauta
establecer los puntos de partida y los de llegada. En
tal sentido, en el hipertexto de Beó se aprecia lo mencionado por San Martín
(2003) sobre las zonas de tensión que el hipertexto ha instalado en el quehacer
escritural: 1) entre las implicancias del saber leer y escribir
hipertextualmente en nuestro contexto contemporáneo; y 2) en las maneras en que
se construye el sentido en un medio marcado por la multiplicidad y la
fragmentación. Además, en Poemas Binarios,
el mismo hecho de plantear una forma de construcción del sentido marcada por la
libertad de elección, que sobrepasa el carácter lineal del material lingüístico
e instala la multilinealidad como vía, se hace eco de lo avizorado por Landow
(Ob. Cit.) acerca del hipertexto entendido como un posible sendero para el
tránsito de la lógica occidental –justamente de carácter lineal- hacia una
lógica alternativa, incluso poscolonial –de carácter multilineal. Otras
posibilidades. Narrativa. Por ejemplo. Una
novela en formato digital. Una novela donde el lector encuentre links que
remitan a imágenes que puede seguir con la lectura, bajo un fondo musical
aludido en la descripción. Una novela donde los documentos mencionados
aparecieran en pantalla. Donde, en algún lugar, se tuviera que “jugar" un
poco. Una novela donde el lector-cibernauta de pronto se encuentra ante
disyuntivas, ante opciones que tomar para continuar la lectura. Apego a los
protagonistas, condena de ellos. Cada elección complejiza la trama, cada
elección construye un nuevo sentido, cada enlace desemboca en un distinto
desenlace, de alguna manera, acorde con el temperamento de quien ejecuta la
lectura del escrito y de la imagen. Posibilidades
de acceso. Difusión global. Abaratamiento de costos.
¿Dificultades? De carácter
técnico: justamente la naturaleza de la web no garantiza la perennidad de los
hipervínculos, tampoco la accesibilidad constante; las redes puedes caerse, los
links pueden caducar, las restricciones a determinadas páginas pueden
activarse. ¿Otras? Pensemos en la necesidad que el hipertexto instala de tener
a mano un ordenador en el momento de la experiencia estética literaria. Tal
situación redefine entonces tal experiencia haciéndola depender de medios menos
accesibles, por el momento, que el simple libro[8].
Posibilidades y
dificultades que definitivamente cambian la experiencia literaria, el
enfrentamiento del lector con el texto, sea cual sea en adelante su soporte
material. En ese sentido, deben ser comprendidas dentro de los cambios mayores
ocurridos en el mundo postmoderno.
De otro lado, ¿Qué formas
de contacto con lo hipertextual esperan no sólo a la creación sino a la teoría y
la crítica? Por el momento, las manifestaciones en creaciones son las más
abundantes. Sin embargo, su uso para textos de carácter académico tiene una
existencia relativamente longeva (cuando menos desde los noventa) pero
limitada, cuando menos, en nuestro medio literario, donde no ha alcanzado mayor
difusión[9]. Habría que comenzar a pensar en los alcances a nivel de
este campo de la literatura. Su incursión en este podría definitivamente
modificar –o quizá sea más adecuado decir canalizar- también, como deudora de
su tiempo, las formas de crear y difundir el conocimiento.
* * *
Definitivamente el
formato de este ensayo resulta paradójico, dada la naturaleza del soporte
electrónico del fenómeno y el texto explorados. A través de la palabra escrita es
arduo explicar aquello que es imagen, movimiento, velocidad, momento, enlace.
Sin embargo, creemos en la posibilidad de tomar tal estado de las cosas como
una vía para enriquecer nuestra hasta ahora tradicional forma de pensar. La
palabra. La imagen. El sonido.
Para concluir, en un
periodo marcado por el gobierno de la tecnocracia, la globalización y la
informática el rol de las ciencias humanas parece haberse replegado al alarido
insatisfecho e insuficiente, al retrotraimiento al objeto de estudio o a la
celebración mediática ante las oportunidades que promete cierto merchandising
humanista. Tener en cuenta estos medios y manejar sus dinámicas permitirá dar
la batalla en el renovado y mediático campo del saber. No dejar, por ejemplo,
en el caso de la literatura, la formación del profesional, el conocimiento en
manos de la fugacidad y superficialidad de algunos intelectuales del blogspot o
del facebook –desgraciadamente “los más influyentes”-. Devolver, añadir y/o continuar
la reflexión seria y profunda a través de la república binaria es un reto a ser
asumido.
Nota: Se solicita y se agradece
pedefear este texto y circularlo.
Bibliografía
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antropología de la sobremodernidad. Barcelona, Gedisa.
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Teoría crítica y nuevos medios en la era de la globalización. Barcelona,
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lectura digital”. En: La trama teórica:
Escritos de teoría literaria y literatura comparada. Javier Morales Mena
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Sassen, Saskia (2007 [1998]). Los espectros de la globalización.
Buenos Aires, FCE.
[1] Si bien las manifestaciones hipertextuales en la
poesía y la narrativa se vienen produciendo, en mayor cantidad y calidad, desde
la década pasada, las entendemos como posibilidades en tanto cambios en vías de
difusión, conocimiento, aceptación y uso por el grueso de lectores. Cambios
que, hasta el momento, no han afectado definitivamente el paradigma de lectura
impresa y lineal que poseemos, pero que permiten pensar en renovadas formas de
hacer y entender la literatura.
[2] Enrique Beó (2010). Poemas Binarios. Lima, Papeles Apolillados. www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios
Partimos de este texto en tanto es el primero del cual tenemos
conocimiento que ha sido creado por un poeta peruano -más allá de implicar un
formato de circulación global- y se ha presentado y promocionado en nuestro
medio. Así, su irrupción implica, como se manifiesta en la nota anterior,
posibilidades. Estas, sin lugar a dudas, atañen también a nuestra comunidad
literaria.
[3] Para
revisar el debate en torno a la incursión del hipertexto en la literatura ver
Rodríguez R. (1999).
Debate que, por cierto, implica
también la discusión de las posibilidades del hipertexto en la literatura. Para
el caso que nos convoca, nos centramos en las posibilidades.
[4] Partimos del de la tercera versión del ya clásico
libro de George P. Landow, pionero en esta clase de estudios, Hipertexto (1991), denominado Hipertexto 3.0 (2006). Como el autor
menciona, esta tercera versión ofrece una visión actualizada de las
implicancias del hipertexto, debido a que los cambios en el hardware y software
han permitido que aquello que se avizoraba en la primera versión se actualice y
complejice al momento de redactar la tercera.
[5] Estamos pensando la comunidad literaria en extenso;
conformada por críticos, escritores, docentes, estudiantes y lectores, con el
añadido que un sujeto puede ocupar más de una posición tanto diacrónica como
sincrónicamente.
[6] Podemos, siguiendo a Landow (Ob. Cit.) distinguir
entre tres formas de textos digitales: el hipertexto académico, la hiperpoesía y
la hiperficción (o hipernarrativa). Para el caso, como mencionamos en el
apartado 0. de este ensayo, nos centramos la segunda y trataremos tangencialmente la tercera.
[7] Poemas binarios
es parte de un proyecto mayor -tal como se señala en la presentación del
poemario-: diez poemarios virtuales a lo largo de cuatro años, que concluirán
en un CD interactivo.
[8]
Siendo tremebundos, las políticas gubernamentales de diversos gobiernos podrían
usar la información técnica de la red para ejercer control sobre el
ciberespacio y los cibernautas. Bastaría recordar que motores de búsqueda como
Google llevan un registro de todas las búsquedas realizadas por sus usuarios, o
el reciente cierre de Megaupload por el FBI. Sin embargo, la red –vía de
difusión del hipertexto- es todavía –y esperemos que siga siéndolo- un medio de
difícil control.
[9] No pensamos en los libros o artículos de teoría o
crítica colgados en la web en formato pdf, doc u otro, pues estos han sido
concebidos como textos escritos y los links a los que pueden remitir, una vez
realizada la conversión digital, son enlaces posteriores. Estamos pensando en
un texto virtual que se piense como un hipertexto, como una simbiosis de,
cuando menos, palabra, sonido e imagen.