sábado, 5 de abril de 2014

Las posibilidades del hipertexto



Estimados amigos, comparto el siguiente trabajo para su lectura, pero, sobre todo, para su discusión.


Las posibilidades del hipertexto

A propósito de Poemas Binarios de Enrique Beó





Jorge Terán Morveli
Universidad Nacional Mayor de San Marcos




0.      Las reflexiones que continúan giran en torno a los retos y las posibilidades que el hipertexto emplaza en el quehacer literario (específicamente –para el caso- en la creación)[1]. Estas surgen a raíz de la “lectura” en línea de Poemas binarios[2], poemario electrónico de Enrique Beó (Enrique García Anhuamán), joven poeta peruano. Para tal efecto, dividimos el presente ensayo en tres secciones. La primera se aproxima a algunas de las dinámicas de la postmodernidad y sus efectos, en general, en las nuevas sensibilidades y sus manifestaciones, teniendo como horizonte la incursión del hipertexto en estas, específicamente en la literatura. La segunda ofrece una breve reseña de la actividad literaria de Enrique Beó. La tercera sección relaciona la primera con el poemario objeto de especulación.

1. Nuevos sujetos y nuevos objetos. En 1979, Jean-Francois Lyotard va a nominar los cambios que desde aproximadamente mediados de los cincuenta han modificado el carácter de la cultura y las reglas del juego de la ciencia, de la literatura y de las artes como postmodernidad, comprendida también como el agotamiento de la modernidad. Cambios que se van a relacionar con la crisis de los relatos y el cambio en el estatuto del saber (un saber de carácter tecnocrático). El nuevo carácter del saber es un medio –el más importante en realidad- que organiza el orden posmoderno. “En su forma de mercancía informacional indispensable para la potencia productiva, el saber ya es, y lo será aún más, un envite mayor, quizá el más importante, en la competición mundial por el poder” (2000: 17), menciona el filósofo francés. De tal manera que la posesión del saber se convierte en un nuevo campo de lucha para las estrategias industriales, comerciales, militares y políticas.
La postmodernidad de la que habla Lyotard se puede entender como producto de la implementación de modelos económicos, así como del desarrollo de la tecnología, sobre todo a nivel de los medios de comunicación y, específicamente, de la informática.  Tales cambios han conducido a un nuevo tipo de vida social y a un nuevo orden económico. Cambios cuyos efectos se han reflexionado y debatido, usando la dicotomía formulada por Eco para los mass media (1964), entre las posturas apocalípticas y las integradas; entre aquellos que lamentan los cambios producidos y los que los celebran, respectivamente. En otras palabras, una polémica entendida en términos de pesimismo y optimismo por las posibilidades del nuevo estado de las cosas, de la postmodernidad.

En nuestro presente, dominado por el sistema neoliberal, y cuyo discurso más extendido, a todo nivel –cultural, económico, político- es el de la comunicación mundial –merced a los desarrollos tecnológicos comunicacionales e informáticos-, a través del discurso sobre la globalización, las sensibilidades de los seres humanos se han visto afectadas. Así, el hombre se instala en la postmodernidad bajo una nueva sensibilidad producto de dichos cambios en el orden mundial-global. Estamos ante sujetos posmodernos, para quienes las tecnologías de la información y la comunicación, así como el consumismo son cruciales en la construcción de sus “identidades”. Estamos, en realidad ante sensibilidades que, sin embargo, no implican necesariamente una identidad, pues la caída de los metarrelatos, la pérdida del lugar antropológico, su reemplazo en muchas ocasiones por el “no-lugar” antropológico –apelando a las propuestas de Augé (1998)- y la dinámica del consumo construyen identidades difusas y/o volátiles, que se condicen con actitudes nihilistas. En ese sentido, si alguna identidad existe, esta la proporciona -desde la entrada complementaria de Sartori (1997)- la imagen, originando así al sujeto de nuestra contemporaneidad postmoderna: el homo videns, por oposición y superación de un anterior, ligado a la modernidad y a la palabra escrita: el homo sapiens. Para Sartori -no sin escándalo- estos cambios instalan una dictadura de la imagen con efectos nocivos para la humanidad: afectarían la posibilidad de la crítica de las ideas; empobreciendo, además, las capacidades del entendimiento y el conocimiento. Situación harto compleja que sitúa a la humanidad ante el reto de pensar sus destinos; ante el reto de medir las consecuencias de estas mudanzas.
Sin embargo, valga señalar, los momentos de crisis producto del encuentro de diversas tecnologías de la comunicación no son recientes. Bastaría recordar las diatribas de Sócrates contra el uso de la escritura (la célebre fábula de Theuth y Thamus), donde esta se imponía a la oralidad e implicaba consecuencias tan nefastas como las señaladas para la imagen. No obstante, tal como ocurrió en la Grecia de Sócrates, la existencia de una nueva tecnología de la comunicación no eliminó la otra, pero sí afectó a un gran sector de la sociedad griega y de la humanidad a futuro, y en diversos grados. En tal sentido, los efectos de la imagen en la humanidad pueden comprenderse también como posibilidades. De manera que acercarnos a las diversas prácticas culturales contemporáneas puede permitirnos arrojar alguna luz sobre tales efectos.


Surge, entonces, la reflexión para el caso que nos compete. ¿Cuáles son los alcances de las nuevas tecnologías de la comunicación en las construcciones culturales escriturales como la literatura? ¿Cuáles son las posibilidades que instalan en el campo literario? Es evidente que la revolución multimedia, a través de sus diversas ramificaciones (internet, ordenadores personales, ciberespacio) afecta dicho campo. En ese sentido, el accionar del hipertexto en la literatura ha abierto, además de debates[3], posibilidades antes inimaginables para una disciplina tradicionalmente relacionada con el soporte papel, con el artefacto impreso. Este fenómeno tecnológico llamado hipertexto, se refiere a, siguiendo a Landow (2009)[4]: “un texto compuesto por fragmentos de texto […] y por los enlaces electrónicos que los conectan entre sí” (25). Landow con la noción de hipertexto abarca la de hipermedia (relacionada con la información visual y sonora, así como con la animación y otras formas de información). Así, menciona que con hipertexto, pues se referirá “a un medio informático que relaciona información tanto verbal como no verbal” (Ibídem). Lamarca (2006) sintetiza claramente los aportes de Landow al reseñar la definición de hipertexto: un sistema de organización y presentación de documentos en un medio informático, que se basa en la vinculación de documentos o fragmentos documentales digitales (textuales o gráficos) a otros fragmentos o documentos (en cualquier morfología digital: texto, imagen, audio, vídeo, datos, programas informáticos y otras aplicaciones capaces de generar un contenido dinámico), lo que permite acceder a la información no necesariamente de forma secuencial”. En tal medida, el hipertexto, entendido ya como texto (Landow en Lamarca [2006]), se compone de imágenes unidas electrónicamente a través de múltiples vías, vínculos, enlaces que construyen una textualidad abierta, perpetuamente inacabada, donde además el rol del destinatario puede –y de hecho lo hace- decidir los sentidos, al optar por unos caminos u otros. Así, todo texto conduce a otro texto a través de los denominados hipervínculos.

Entonces, ¿Cómo incursiona el hipertexto en la literatura? Para comprender esta presencia podemos atender a dos elementos: el primero es el espacio de la comunidad literaria, que en su acontecer cotidiano apela constantemente a la multimedia; el segundo, es el quehacer literario, donde, con mayor claridad, cuando menos por el momento, el hipertexto participa en la práctica escritural creativa.  
El contacto de los miembros de la comunidad literaria[5] con las nuevas tecnologías no es extraño. La experiencia de la literatura con estas se ha vuelto una práctica corriente. Partamos de nuestro medio peruano para ejemplificar lo mencionado. La actividad pedagógica resulta ilustradora. Es habitual que los catedráticos de literatura usen diapositivas en clase, soliciten el envío de trabajos a sus correos electrónicos, apelen a las extendidas aulas virtuales, ingresen a Internet a ubicar algún dato que la memoria, siempre frágil, puede olvidar. Es frecuente que estos, al igual que los alumnos, y en realidad casi la totalidad de interesados en la literatura, participen de las llamadas redes sociales como el windows live, el twitter o el facebook, expresando sus opiniones e incluso instalando “polémicas” literarias a través de estos medios. Experiencia que, por cierto, también alcanza a la lectura. El lector de literatura y el literato ya están bastante habituados a tratar con la pantalla del ordenador, subir o bajar o leer libros por Internet, ingresar a bibliotecas digitales, consultar revistas virtuales o blogspots, a ejercer opinión. De esta manera, la comunidad literaria manifiesta un contacto dinámico con la tecnología de la comunicación y de la información. Nos hemos, en ese sentido, globalizado.
Sin embargo, la experiencia con el hipertexto se complejiza cuando nos detenemos en el quehacer literario, cuando se involucra en la manera tradicional en que el lector se enfrenta al artefacto escrito, para el caso, el creativo[6]. ¿Qué sucede si al leer un poemario en línea encontramos que las palabras son en realidad links que nos remiten a otros poemas, imágenes, videos, juegos, textos? No se trata ya solo de leer en el ordenador, se trata de una nueva experiencia de lectura, pues se ha de navegar en la red para completar o construir los sentidos del poema. El mismo rol de lector se reformula, se dificulta, pero a la vez se enriquece. Lectores o cibernautas, o lectores-cibernautas. Las posibilidades se despliegan. Los retos aparecen.


2. Enrique Beó y las distintas formas de ser Enrique. El caso de Enrique Beó (Lima, 1982), joven poeta, es el de un constante explorador de las formas. Imaginamos que esto responde a la insuficiencia que, para él, tiene la clásica disposición de la escritura sobre el papel: hormigas recorriendo desérticas blancuras. Sus primeros poemarios mostraron claramente este afán (Para navegar al sol [2004]; Abanico [2005]; Enrique Beó [2005] y JMWZRRODIZZKLXCVGLKL [2007]), además de evidentes deudas con las vanguardias. El juego con los tipos, la disposición en la página, el uso de los blancos, enmarcaban una exploración del lenguaje que se deslizaba cómodamente por lo lúdico y lo onírico. Ya lo visual poseía una fuerte carga en este momento. Sin embargo, en 2008 va publicar Enrique extravagancia, que ha sido su poemario impreso más fresco, ágil, irreverente y humorístico, con una disposición entre clásica y gráfica, por cierto. Poemario donde abandona parcialmente la exploración visual al interior del poema, para restringirla a los títulos de los mismos, a la carátula, a la apertura de las secciones, dejando que el lenguaje fluya en los versos (organizados en estrofas), para que sean las imágenes poéticas las que capturen la empatía del lector, a través de una mirada ágil, juguetona, ensoñadora, que relata poéticamente una sensibilidad lúdica que esconde una inconformidad con todo aquello que rodea el ego poético. En lo que podría considerarse una segunda etapa, Beó opta por el soporte virtual para ofrecer un poemario (Poemas binarios [2010]), donde aquella inconformidad que mencionamos al comienzo de esta sección halla un medio distinto para continuar su exploración.


3. Poemas binarios y las posibilidades del hipertexto. Poemas Binarios[7] (Enrique Beó, 2010), poemario en formato digital, explora las posibilidades que para la poesía involucra el hipertexto. Podemos entender, entonces, la dinámica del poemario en relación a, como mencionamos al comienzo de este ensayo, la configuración de una nueva sensibilidad que, para el caso, apela a los medios que la red le ofrece para expresar tal particularidad. En ese sentido, apelar a la informática es también una forma de apelar a una nueva estética, basada en el sistema numérico. En los párrafos que continúan recorreremos brevemente el poemario en función a lo sostenido en la primera sección del presente trabajo.


No es objeto de esta sección ofrecer una interpretación del poemario. Sin embargo, si tenemos que arriesgar una interpretación sobre los sentidos del texto -sentidos que, por la misma naturaleza del texto, solo se restringe a una lectura personal- diremos que las constantes de Poemas Binarios son, sobre todo, dos: la sensibilidad del ser humano que se resiste a desaparecer a pesar de lo trágico que suele ser la existencia y el abandono del hombre en un mundo donde no existe un metarrelato que lo explique. Sin embargo, esta tragedia aparece enmarcada en un lenguaje que, además de apelar al movimiento (las palabras se mueven cual olas) y al color (el azul y el negro), apelan al humor, a un mirada vivaz para quitarle no seriedad, sino desesperanza al contenido. Sentidos que se amplían y enriquecen con los hipertextos que actúan constantemente sobre el material lingüístico. Sentidos que, en realidad, se extraen de un collage de elementos verbales y no verbales que el lector-cibernauta irá construyendo a medida que realice una serie de elecciones. Sentidos que permanecerán abiertos.

Comencemos el recorrido. Al ingresar a la página web del poemario (www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios) lo primero que observamos es una pantalla intermitente con la cual principia el juego de los hipervínculos (“Portada”).



El primer clic nos lleva a una siguiente pantalla (“Presentación”), donde se ofrecen tres links: “Portada”, cuyo enlace remite a la pantalla anterior; “Poemas”, que nos envía directamente a una pantalla posterior donde los poemas aparecen a manera de títulos y en código binario; y “Comentarios”, donde el lector-cibernauta tiene la posibilidad de dejar constancia de su participación. “Poemas” nos ofrece la posibilidad de elegir entre 17 textos binarios, que se corresponden, obviamente, a 17 poemas. No hay indicaciones acerca de cuál elección debe ser la primera, así que el sentido se construye con la participación directa del lector-cibernauta. (Las elecciones, como observamos, son recurrentes).



         Cuando entramos a alguno de estos enlaces, una nueva pantalla muestra el poema en código binario y brinda, a su vez, tres nuevos links: “Convertidor”, que remite a un programa para trasladar “Texto a binario” y viceversa; “Menú”, que retorna a la pantalla anterior; y “Español”, que nos reenvía al poema en dicha lengua. Generalmente, es un poema de dos líneas ondulantes, con algunas de las palabras remarcadas en azul. Estas son en realidad links que remiten a otros textos. Por ejemplo, 01111111111 exhibe lo siguiente:



La primera lexia remarcada en azul “cuerpo” remite a la enciclopedia libre wikipedia, señalando las diversas acepciones del término cuerpo (http://es.wikipedia.org/wiki/Cuerpo). “Off”, enlaza el poema a la primera pantalla del poemario “Portada”, desconectando la lectura del mismo (http://www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios). “Enlaza” conecta a la pantalla inmediatamente anterior (http://www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios). “Sonido” reenvía a un video sobre el oído humano subido en Daylimotion (http://www.dailymotion.com/video/x9wznq_el-oido-humano_school). “Avenidas” ofrece un plano de Lima metropolitana (http://www.lima2000.com.pe/data-productos.htm). “Donde” abre un página de un conocido buscador (Google, en su opción Videos) (http://video.google.com.pe/?hl=es&tab=pv). “Niño” enlaza a un video en Youtube (http://www.youtube.com/watch?v=apzGIJNipdY), a la “Canción para un niño en la calle”, interpretada por Mercedes Sosa y Calle 13. “Velocidad” remite a un conocido buscador (Google Chrome) (http://www.google.com/chrome?hl=es). “Luz” conecta a wikipedia, brindando información sobre este fenómeno (http://es.wikipedia.org/wiki/Luz). “Sol” a un video no disponible “por el momento” en Google Videos” (http://video.google.com/videoplay?docid=5359335534810896737#).


Observamos que el hipertexto es lo que define los sentidos de Poemas binarios. Las posibilidades que instaura la multimedia establecen un nuevo tipo de comunicación para la creación, un nuevo medio con el cual el lector-cibernauta de estos días se halla  familiarizado. En consecuencia, lo que estas propuestas poéticas hacen es responder a su tiempo, canalizar las inquietudes y sensibilidades de una humanidad –más allá de los efectos positivos o negativos- inserta en la postmodernidad y educada en una cultura audiovisual, inmersa en el ciberespacio. Tal propuesta incrementa la participación activa del lector-cibernauta en la construcción, a niveles muy superlativos en relación a las técnicas más participativas elaboradas hasta el momento en la literatura de formato impreso. Será este quien decida el orden en el que enlaza los diversos hipervínculos, construyendo así un texto aleatorio, actualizando páginas, videos, fotos, etc., de la web; construyendo un hipertexto. Hipertexto que remite al lenguaje binario, que es el que permite su funcionamiento. Posibilidad de y realidad al hallar una nueva experiencia estética que parte del lenguaje de programación. De tal manera que este es el origen de una nueva forma de practicar y entender la poesía. Se redefine entonces el rol tanto del creador (creador-programador) y el del lector (lector-cibernauta). En tal sentido, este lector cibernauta cumple las funciones de autor, pues es quien con sus elecciones construye el sentido según las elecciones realizadas, sentido que, como mencionamos, es potencialmente abierto, pues depende del lector cibernauta establecer los puntos de partida y los de llegada. En tal sentido, en el hipertexto de Beó se aprecia lo mencionado por San Martín (2003) sobre las zonas de tensión que el hipertexto ha instalado en el quehacer escritural: 1) entre las implicancias del saber leer y escribir hipertextualmente en nuestro contexto contemporáneo; y 2) en las maneras en que se construye el sentido en un medio marcado por la multiplicidad y la fragmentación. Además, en Poemas Binarios, el mismo hecho de plantear una forma de construcción del sentido marcada por la libertad de elección, que sobrepasa el carácter lineal del material lingüístico e instala la multilinealidad como vía, se hace eco de lo avizorado por Landow (Ob. Cit.) acerca del hipertexto entendido como un posible sendero para el tránsito de la lógica occidental –justamente de carácter lineal- hacia una lógica alternativa, incluso poscolonial –de carácter multilineal. Otras posibilidades. Narrativa. Por ejemplo. Una novela en formato digital. Una novela donde el lector encuentre links que remitan a imágenes que puede seguir con la lectura, bajo un fondo musical aludido en la descripción. Una novela donde los documentos mencionados aparecieran en pantalla. Donde, en algún lugar, se tuviera que “jugar" un poco. Una novela donde el lector-cibernauta de pronto se encuentra ante disyuntivas, ante opciones que tomar para continuar la lectura. Apego a los protagonistas, condena de ellos. Cada elección complejiza la trama, cada elección construye un nuevo sentido, cada enlace desemboca en un distinto desenlace, de alguna manera, acorde con el temperamento de quien ejecuta la lectura del escrito y de la imagen. Posibilidades de acceso. Difusión global. Abaratamiento de costos.
¿Dificultades? De carácter técnico: justamente la naturaleza de la web no garantiza la perennidad de los hipervínculos, tampoco la accesibilidad constante; las redes puedes caerse, los links pueden caducar, las restricciones a determinadas páginas pueden activarse. ¿Otras? Pensemos en la necesidad que el hipertexto instala de tener a mano un ordenador en el momento de la experiencia estética literaria. Tal situación redefine entonces tal experiencia haciéndola depender de medios menos accesibles, por el momento, que el simple libro[8].
Posibilidades y dificultades que definitivamente cambian la experiencia literaria, el enfrentamiento del lector con el texto, sea cual sea en adelante su soporte material. En ese sentido, deben ser comprendidas dentro de los cambios mayores ocurridos en el mundo postmoderno.

De otro lado, ¿Qué formas de contacto con lo hipertextual esperan no sólo a la creación sino a la teoría y la crítica? Por el momento, las manifestaciones en creaciones son las más abundantes. Sin embargo, su uso para textos de carácter académico tiene una existencia relativamente longeva (cuando menos desde los noventa) pero limitada, cuando menos, en nuestro medio literario, donde no ha alcanzado mayor difusión[9]. Habría que comenzar a pensar en los alcances a nivel de este campo de la literatura. Su incursión en este podría definitivamente modificar –o quizá sea más adecuado decir canalizar- también, como deudora de su tiempo, las formas de crear y difundir el conocimiento.

*        *        *

Definitivamente el formato de este ensayo resulta paradójico, dada la naturaleza del soporte electrónico del fenómeno y el texto explorados. A través de la palabra escrita es arduo explicar aquello que es imagen, movimiento, velocidad, momento, enlace. Sin embargo, creemos en la posibilidad de tomar tal estado de las cosas como una vía para enriquecer nuestra hasta ahora tradicional forma de pensar. La palabra. La imagen. El sonido.

Para concluir, en un periodo marcado por el gobierno de la tecnocracia, la globalización y la informática el rol de las ciencias humanas parece haberse replegado al alarido insatisfecho e insuficiente, al retrotraimiento al objeto de estudio o a la celebración mediática ante las oportunidades que promete cierto merchandising humanista. Tener en cuenta estos medios y manejar sus dinámicas permitirá dar la batalla en el renovado y mediático campo del saber. No dejar, por ejemplo, en el caso de la literatura, la formación del profesional, el conocimiento en manos de la fugacidad y superficialidad de algunos intelectuales del blogspot o del facebook –desgraciadamente “los más influyentes”-. Devolver, añadir y/o continuar la reflexión seria y profunda a través de la república binaria es un reto a ser asumido.

Nota: Se solicita y se agradece pedefear este texto y circularlo.

Bibliografía
Augé, Marc (2000 [1992]). Los no lugares, espacios del anonimato: Una antropología de la sobremodernidad. Barcelona, Gedisa.
Bauman, Zygmunt (2008 [1998]). La globalización: Consecuencias humanas. Buenos Aires, FCE.
Eco, Humberto (2004 [1964]). Apocalípticos e integrados. Barcelona, Debolsillo.
Enrique Beó (2010). Poemas Binarios. Lima, Papeles Apolillados.
www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios
Foster, hal (ed.).(2002 [1983]). La posmodernidad. Barcelona, Kairós.
Lamarca Lapuente, María Jesús (2006). Hipertexto: El nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen (Tesis doctoral). Madrid, Universidad Complutense de Madrid.
Landow, George P. (2009 [2006]). Hiper Texto 3.0: Teoría crítica y nuevos medios en la era de la globalización. Barcelona, Paidós.
Landow, George P. (comp.) (1997 [1994]). Teoría del hipertexto. Barcelona, Paidós.
Lyon, David (2005 [1994]). Postmodernidad. Madrid, Alianza Editorial.
Lyotard, Jean-Francois (2000 [1979]). La condición postmoderna. Madrid, Cátedra
Romero López, Dolores (2010). “La literatura comparada ante la crisis de las humanidades: hacia una teoría de la lectura digital”. En: La trama teórica: Escritos de teoría literaria y literatura comparada. Javier Morales Mena (comp.). Lima, UNMSM & Editorial San Marcos, pp. 119-151.
Payne, Michael (dir.) (2002). Diccionario de teoría crítica y estudios culturales. Buenos Aires, Paidós.
Platón (1989). Fedro, o de la belleza. Madrid, Aguilar.
Rodríguez R., Jaime (1999). Hipertexto y literatura: Una batalla por el signo en tiempos modernos. Bogotá, Consejo Editorial Javeriano.
San Martín, Patricia (2003). Hipertexto: seis propuestas para este milenio. Buenos Aires, La Crujía.
Sarlo, Beatriz (2004 [1994]). Escenas de la vida posmoderna. Intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Buenos Aires, Seix Barral.
Sartori, Giovanni (2010 [1997]). Homo videns: la sociedad teledirigida. Madrid, Taurus.
Sassen, Saskia (2007 [1998]). Los espectros de la globalización. Buenos Aires, FCE.




[1] Si bien las manifestaciones hipertextuales en la poesía y la narrativa se vienen produciendo, en mayor cantidad y calidad, desde la década pasada, las entendemos como posibilidades en tanto cambios en vías de difusión, conocimiento, aceptación y uso por el grueso de lectores. Cambios que, hasta el momento, no han afectado definitivamente el paradigma de lectura impresa y lineal que poseemos, pero que permiten pensar en renovadas formas de hacer y entender la literatura.
[2] Enrique Beó (2010). Poemas Binarios. Lima, Papeles Apolillados. www.wix.com/enriquebeo/poemas_binarios
Partimos de este texto en tanto es el primero del cual tenemos conocimiento que ha sido creado por un poeta peruano -más allá de implicar un formato de circulación global- y se ha presentado y promocionado en nuestro medio. Así, su irrupción implica, como se manifiesta en la nota anterior, posibilidades. Estas, sin lugar a dudas, atañen también a nuestra comunidad literaria.
[3] Para revisar el debate en torno a la incursión del hipertexto en la literatura ver Rodríguez R. (1999).
Debate que, por cierto, implica también la discusión de las posibilidades del hipertexto en la literatura. Para el caso que nos convoca, nos centramos en las posibilidades.
[4] Partimos del de la tercera versión del ya clásico libro de George P. Landow, pionero en esta clase de estudios, Hipertexto (1991), denominado Hipertexto 3.0 (2006). Como el autor menciona, esta tercera versión ofrece una visión actualizada de las implicancias del hipertexto, debido a que los cambios en el hardware y software han permitido que aquello que se avizoraba en la primera versión se actualice y complejice al momento de redactar la tercera.
[5] Estamos pensando la comunidad literaria en extenso; conformada por críticos, escritores, docentes, estudiantes y lectores, con el añadido que un sujeto puede ocupar más de una posición tanto diacrónica como sincrónicamente.
[6] Podemos, siguiendo a Landow (Ob. Cit.) distinguir entre tres formas de textos digitales: el hipertexto académico, la hiperpoesía y la hiperficción (o hipernarrativa). Para el caso, como mencionamos en el apartado 0. de este ensayo, nos centramos la  segunda y trataremos tangencialmente la tercera.
[7] Poemas binarios es parte de un proyecto mayor -tal como se señala en la presentación del poemario-: diez poemarios virtuales a lo largo de cuatro años, que concluirán en un CD interactivo.
[8] Siendo tremebundos, las políticas gubernamentales de diversos gobiernos podrían usar la información técnica de la red para ejercer control sobre el ciberespacio y los cibernautas. Bastaría recordar que motores de búsqueda como Google llevan un registro de todas las búsquedas realizadas por sus usuarios, o el reciente cierre de Megaupload por el FBI. Sin embargo, la red –vía de difusión del hipertexto- es todavía –y esperemos que siga siéndolo- un medio de difícil control.
[9] No pensamos en los libros o artículos de teoría o crítica colgados en la web en formato pdf, doc u otro, pues estos han sido concebidos como textos escritos y los links a los que pueden remitir, una vez realizada la conversión digital, son enlaces posteriores. Estamos pensando en un texto virtual que se piense como un hipertexto, como una simbiosis de, cuando menos, palabra, sonido e imagen.



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